ROMA
LA EUROPA DEL BARROCO
En el siglo XVII, el poder político de
los monarcas se fortaleció dando lugar a las monarquías absolutas. El
absolutismo se generaliza en Europa durante los siglos XVII y XVIII con
la excepción de Inglaterra y Holanda, fortaleciéndose con el despotismo a
comienzos del S. XVIII. Este poder absoluto tuvo su
justificación teórica: los teólogos consideraron que el rey lo era "por la
gracia de Dios" y los juristas amparándose en la tradición del derecho
romano, consideran al rey la "Ley Viviente" y el señor de
señores. Bossuet será el principal defensor teórico del absolutismo.
Las potencias hegemónicas de este
periodo son Francia y Austria. La guerra de los 30 años (1618-1648), en la que
se enfrentan los príncipes protestantes alemanes apoyados por Dinamarca, Suecia
y Francia con los austríacos católicos apoyados por España finalizó con la Paz
de Westfalia, que inicia la hegemonía francesa en Europa bajo los Borbones.
A nivel económico, la teoría imperante
será el Mercantilismo, un auténtico “nacionalismo” económico que
reforzaba el nacionalismo político hasta hacer posible a las propias monarquías
absolutas. El siglo XVII es un siglo de
estancamiento en la agricultura y la industria. En el S. XVIII el comercio
colonial inglés, francés y holandés con América y Oriente, permite un respiro
económico a estos estados.
Aunque las estimaciones calculan para
Europa a finales del siglo XVI entre 70 y 80 millones de habitantes, en el XVII
el crecimiento se estanca debido con fluctuaciones positivas o negativas según
la frecuencia y gravedad de las crisis. El 80% vivían en el campo, de donde
salieron emigrantes hacia las ciudades o territorios americanos. La
esperanza de vida era escasa. Las epidemias, las hambrunas, la deficiente
alimentación tanto en calidad como en cantidad, la falta de higiene
contribuyeron a ello.
La sociedad tiene una estructura
estamental. La nobleza, el clero y el estado llano tendrán unas funciones
propias, un estatuto jurídico particular y en consecuencia una mentalidad
determinada: nobleza y clero privilegiados con oficios reservados exenciones
fiscales e instituciones que garantizan su influencia a través del poder
territorial (mayorazgo); el tercer estado que incluye al resto de los súbditos
coincide en su condición de excluidos de la participación política, su
deplorable situación socioeconómica provocó levantamientos e insurrecciones en
las crisis de subsistencias o por el aumento de las cargas fiscales. No
obstante, hubo cierta movilidad social al buscar los burgueses, que se
enriquecen con sus negocios comerciales y financieros, ingresar en el estamento
nobiliario mediante matrimonios favorables o compra de títulos.
En el ámbito científico y cultural es
un periodo fructífero, Galileo funda la ciencia moderna, Newton trabaja en los
ámbitos de las matemáticas, mecánica, astronomía y la óptica, Descartes, Spinoza
y Leibniz desarrollaron el racionalismo.
En Inglaterra destacan los empiristas
como Bacon y Hume, mientras que en el terreno de la ciencia política Hobbes y
Locke intentan formular teorías políticas que se fundamenten racionalmente en
el concepto de naturaleza humana y mantienen que el Estado debe constituir un
poder moderador que sirva para garantizar los derechos a la vida, la libertad y
la propiedad.
El teatro cobró un nuevo impulso
dirigiéndose a un público muy variado: minoritario en Inglaterra y popular en
España. Destacan Corneille, Racine, Moliere, Shakespeare, Lope de Vega y
Calderón de la Barca.
El barroco al servicio de la
contrarreforma
La crisis religiosa del siglo XVI
provocó una revisión de toda la herencia espiritual de la Edad Media. La
Reforma representa una ruptura con esa herencia y un retorno a las fuentes del
Cristianismo. A lo que se vuelve es a la Biblia y a la tradición de los
doctores, a la fraternidad de los fieles y no a la jerarquía de la
Iglesia. La Contrarreforma renovó la vida cristiana y la espiritualidad
como había intentado hacerlo la Reforma mediante una Iglesia romana depurada
ligada a cuento auténtico y ortodoxo había contenido el pasado. Por ello
serán proclamados el culto de la Eucaristía, la intercesión de los santos y la
obligación de venerar sus imágenes, ocupando un lugar excepcional la Virgen, lo
cual va a preparar la afirmación de nuevos dogmas (Inmaculada Concepción y
Asunción), la primacía de la cátedra de Pedro y la autoridad del Papa.
El Concilio de Trento (1645-1663) fue un
concilio de italianos y españoles en el que se reanimó el arte religioso a base
de mantener disponibles algunas lecciones formales del arte renacentista.
El concilio se refirió extensamente a lo que debía hacerse desaparecer de las
Iglesias: imágenes lascivas, profanas o aquéllas que amenazaran descarriar los
espíritus. El Concilio preparó un carácter brillante al arte religioso, a
la Iglesia le convenía afirmar las verdades dogmáticas del Concilio aunque
fuera a base de grandiosas manifestaciones de culto público. Este estilo
litúrgico, de carácter jubiloso inclinaba a las almas a transmitir su alegría
interior mediante cánticos y actitudes, pero no se trataba de un estilo
inventado para impresionar las imaginaciones sino de un estilo triunfal que
representaba una nueva forma de expresar la oración. La Compañía de Jesús se
convertirá en la valedora intelectual de la Contrarreforma.
Buena parte de la sociedad europea del
siglo XVII tenía sus estructuras mentales regidas por la religión. El trabajo,
regulado por la luz del día y en el campo, por las estaciones, también lo es
por las fases del año litúrgico. La organización de la vida diaria gira
en torno a la normativa religiosa además la debilidad de las técnicas deja a
los hombres desguarnecidos ante calamidades naturales. Esta inseguridad general
preparó a las almas para solicitar la intercesión de las fuerzas espirituales,
la Contrarreforma, al multiplicar las imágenes pretendió orientar hacia la
doctrina una inquietud que de otro modo habría derivado fácilmente hacia la
magia. Esta religión de las imágenes guardó especial conformidad con el
gusto de España y los modelos españoles se difundieron por los países
católicos. La imagen debe enternecer o apaciguar, debe enseñar pero
perturbando el corazón, y en ninguna parte perecen suficientes ni aptas para el
fin buscando la mesura clásica o la armonía platónico. El culto de los
santos se encontró asociado con un clima de prodigio y de realismo que la
libertad del Barroco debía evocar y satisfacer mejor.
El barroco al servicio del
poder político
Entre los valores civiles que
favorecieron la suntuosidad barroca, hay que considerar la institución
monárquica y el lujo que los príncipes creían necesario para su
prestigio. La idea de rodear con boato la majestad real adquirió más
consistencia a medida que se fueron formando grandes estados en Francia,
Inglaterra y España, buscándose el ejemplo de las Cortes italianas que retenían
a los artistas junto a sí. Existió la convicción de que el poderío sólo
es perfecto si se manifestaba ante los ojos de todos mediante el brillo del
escenario en que se ejercía. Existe, por lo tanto, el propósito de deslumbrar,
la voluntad de parecer fastuoso, por razones de conveniencia política.
Paralelamente al gran esfuerzo de los argumentos extraídos del derecho y de la
historia, se desarrolla la resolución de conmover las sensibilidades mediante
la grandeza del espectáculo real.